Tener un rosal en el jardín es un elemento precioso, pero hay que tener en cuenta que hay que mantenerlo bien cuidado para que luzca en todo su esplendor.
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de querer disponer de un rosal en el jardín, es que estos tienen que plantarse en suelos bastante profundos, donde puedan tener una gran cantidad de abono orgánico.
Antes de dar el paso para plantar el rosal, es importante coger 2 o 4 ramas, en el caso de que sean rosales matorrales y arbustos, y 2 o 3 ramas si se trata de rosales trepadores. Estas se deben cortar a 10-12cm del centro del injerto.
Hay que cortarlo corto ya que de esta manera nos aseguramos que tenga un buen agarre.
Una vez tengamos el rosal plantado, el siguiente paso es mantenerlo de manera correcta y óptima, para ello, es importante saber que un rosal es una planta a la que le gusta los rayos del sol. Con lo cual es recomendable que tenga al menos cuatro horas de sol al día.
Cuando llegue la época de deshojar, la mejor manera, y además la que acaba siendo más práctica, es hacerlo de forma manual.
En cuanto a los tratamientos, como bien sabrás si queremos evitar que nuestro rosal enferme, hay mantenerlo con diversos tratamientos, aunque lo más recomendable es no pasarse con ellos tampoco.
Una técnica eficaz para evitar echarle excesivos líquidos y, a la vez, combatir los pulgones, por ejemplo, son las mariquitas. Utilizando este tipo de soluciones evitamos tener que echarle tratamientos extras.
Así pues es necesario tenerlo plantado en un suelo óptimo, con la cantidad de luz necesaria, regándolo siempre que lo precise y teniendo cuidado de los diferentes bichitos que pueden “atacarlo”. Siguiendo estos consejos podrás disfrutar de un precioso rosal en tu jardín.